jueves, 2 de junio de 2016

Crónica de la SR de Guadarrama. 614 Km y 10.000 metros de desnivel. 28-05-2016



La Super Randonnee Sierra de Guadarrama es un evento permanente (uno puede elegir la fecha en la que va a realizar la ruta) organizado por el Club Ciclista Pueblo Nuevo, de Madrid, cuyo recorrido es el siguiente (remarcado en rojo figuran  los controles, donde hay que realizar una fotografía  en la que pueda verse la bicicleta con la placa que el organizador nos habrá facilitado).



La prueba, tiene 614 Km (aunque, por equivocarme en un cruce, tuve que hacer un total de 636 Km) y 10.000 metros de desnivel. El tiempo máximo para completarla son 50 Horas.

Pese a las adversidades meteorológicas pude conseguir mi objetivo, que era hacerla sin parar a dormir, tras 33 horas y 27 minutos (29 horas y 19 minutos sobre la bicicleta).

AGRADECIMIENTOS:

Esta aventura se la dedico a Rafa C. (organizador de la prueba) Emilio V. (diseñador, junto con el primero, del recorrido) y Diego (miembro, como los dos anteriores, del Club Ciclista Pueblo Nuevo de Madrid).


De todo corazón, muchas gracias por todo. 

Preámbulo. Un plan que se viene abajo.

Tenía en mente hacer esta prueba con dos amigos así que cuando supe que me tocaría lidiarla en solitario me invadió la zozobra.

Y a punto estuve de no venir pero la gran generosidad de Rafa, tú en cualquier momento me puedes llamar para lo que necesites, me dijo en varias ocasiones por teléfono, hizo que recuperase la ilusión durante los días previos y comencé este reto con una motivación desbordante.

Los primeros 40 Km, desde Algete hasta Colmenar Viejo, son algo complicados y agradecí muchísimo el gesto de Emilio quien, pese a tener que ir a trabajar a las diez de la mañana, me acompañó y guió en este primer tramo.





Capítulo 2. ¡Madrid!


Desde Cerceda (Km 49) hasta la cima de Navafría (Km 155) no me abandonó esa bonita sensación que se tiene cuando uno se adentra, por primera vez, en una de esas regiones míticas del ciclismo.

Así que las primeras siete horas se me pasaron volando.


Puerto de Navacerrada. Me resultó suave y llevadero.



Morcuera. Para mí el más bonito de esta parte.






 Navafría.





Capítulo 2. El chaparrón.


¡Bah!, a lo sumo, cuatro gotas.

Eso le contesté, en tono despreocupado, a un curioso chavalín de Arcones (Km 177) cuando me dijo, realizando así un paréntesis en su interrogatorio, que por la tarde no iba a parar de llover.

Pero, unos kilómetros después, el cielo pareció romperse sobre mi cabeza y  no me quedó otra que tragarme aquellas palabras mientras apretaba el paso en busca de refugio.

Tuve suerte y a los pocos minutos encontré cobijo en un bar donde el camarero, que era un gran aficionado a la meteorología y mi presencia le vino como caída del cielo para poner en práctica sus conocimientos, no tardó en explicarme, tras consultar una aplicación de su teléfono móvil, que en una hora lo peor habría pasado.


Recibí aquellas noticias con gran alegría y durante los siguientes cuarenta minutos esperé en aquel lugar, a ratos subiéndome por las paredes, a ratos en amenas, y rocambolescas conversaciones, con el dueño del bar y un parroquiano del lugar.

El asunto parecía complicarse en las inmediaciones de Arcones (Segovia)


Capítulo 3. Don Erre que Erre.

Cuando volví a la carretera, en una tarde gris y oscura, traté de mantener el optimismo aunque, cuando esto no fue posible, me aferré a las experiencias vividas en los duros inviernos del Prepirineo.

En peores plazas has toreado, me repetía, y esto lo acabas seguro.

Y recordé.

Recordé aquellas mañanas de lluvia y nieve con la bicicleta de montaña, empujándola por el barro, con los pies mojados durante horas, con las piernas frías por el agua y machacadas por el viento.

Y seguí.

La subida a la Estación de La Pinilla (1.500 metros de altitud) resulta muy llevadera.







Y entramos en un terreno espectacular, con el Puerto de la Quesera (1.750 metros de altitud)...












...y la muralla china.



Capítulo 4. La última ducha.

En el pueblo (Corralejo. Km 265) tendrás refugio, me espetó un pastor mientras caía un tremendo aguacero.

Pero, con gran parsimonia, y desafiando al cielo, como diciendo que aquello no me afectaba, ¡ya puedes mandar todo el agua que quieras cabrón que no podrás conmigo!, parecía gritarle, me desmonté de la bicicleta y me dirigí a aquel señor en busca de respuestas.


Tras escuchar atentamente sus consideraciones, mientras las nubes no se encajonen en el norte la tormenta no durará mucho, decidí continuar a toda máquina.


Puerto de la Hiruela (1.478 metros de altitud).






Capítulo 4. Con tres ases en la manga.


La prórroga de la Champions, que me pilló cenando en El Berrueco (Km 320), no iba conmigo y tras hacer acopio de provisiones comencé la noche con mucha tranquilidad al saber que podía contar con tres personas (Rafa, Emilio y Diego) en caso de emergencia.


Así pues, y pese a un ligero extravío que me hizo perder cerca de una hora, la noche la pasé sin aprietos.

Buenas y tranquilas carreteras por el norte de Madrid.







La noche anterior me costó dormir y andaba algo preocupado por el sueño así que esta máquina me vino bien para echarme la penúltima ración de cafeína a título preventivo.







Tras rodar unos kilómetros por una carretera llena de agujeros, pasado Tamajón (Km 387), comprendí que no había cogido la carretera correcta. Bueno, 50 minutos y 20 Kilómetros más, tampoco pasa nada. NOTA: En adelante, y entre paréntesis, seguiré poniendo el punto kilométrico de la prueba y no los kilómetros realizados.









Va clareando cerca del Puerto del Campanario (Km 436) a 1.500 metros de altitud.






El Alto de Condemios (Km 449) es corto, explosivo y bonito.




 Capítulo 5. Y el Madrid qué, ¿otra vez campeón de Europa?


Volví a la civilización en Atienza (KM 483) donde abrieron el bar sólo para mí gracias a las gestiones de Rafa.

Tras preguntar por la final de la Copa de Europa y dar cuenta de un buen desayuno continué la marcha sabiendo que ya no habría nada que pudiese pararme, el asunto estaba zanjado.

Así pues la presencia del viento y los continuos repechos finales tan sólo fueron  algo anecdótico que a buen seguro retrasaron mi llegada, pero nada más.

La presencia de Emilio en la línea de meta, que vino a recibirme y a felicitarme, y la compañía de Rafa, quien me siguió desde el coche durante los últimos setenta kilómetros, fueron la guinda a una magnífica experiencia que, seguro, repetiré.

En el Alto del Rey la lluvia volvió a aparecer.









La parte final, salpicada de repechos y con la presencia del viento se me hizo bastante dura.














Servidor en el último repecho (foto de Rafa)





Y ahora a esperar la próxima gran ruta que, si el tiempo y el sorteo de la mesa electoral lo permiten, será el último fin de semana de junio.


Toda la información de la prueba,

http://srsierradeguadarrama.blogspot.com.es/




3 comentarios:

  1. La lluvia, los pastores, el camarero aficionado a la meteorología, la noche con los miedos, el recuerdo de tus machacadas por el pueblo, el ánimo de los organizadores, tú y la bici, todos juntos en esta aventura, ya frecuente para los que te seguimos.
    !Animo¡

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  2. Enhorabuena de nuevo por la aventura y tan magnífico relato, siempre lleno de sorpresas. Un placer leerte y seguirte. Besos

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  3. Gracias por vuestros comentarios. Lo cierto es que las sorpresas en jornadas tan largas son habituales y abundantes, de hecho podría hacer otra entrada con "las escenas eliminadas" que, por espacio, no han tenido cabida...
    Un saludo.

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