martes, 3 de mayo de 2016

605 Km por la Serranía Celtibérica. 30-04-2016



Las fotografías las realicé entre el sábado treinta de abril y el domingo uno de mayo en el itinerario que a continuación detallaré. Fueron 605 Km y,unos 4.100 metros de desnivel.

La ruta la realicé del tirón (entiéndase sin parar a dormir) y en solitario en un tiempo total de 28 horas y 55 minutos (26 horas y 10 minutos sobre la bicicleta). 


El recorrido, que trancurrió por las provincias de Zaragoza, Soria, Guadalajara, Cuenca y Teruel fue: Calatayud, Bijuesca, Gómara, Almazán, Sigüenza, Valtablado del Río, Priego, Molina de Aragón, Monreal, Cortes, Fonfría, Daroca, Calatayud.

Cayó el primer gran reto del año y, debo decir, que me ha sido muy difícil escribir la crónica.


Ha sido una experiencia llena de contradicciones, ¿cómo explicar que lo más duro fue darle comienzo y reconocer al mismo tiempo que tuve que recortar el itinerario previsto en treinta kilómetros ante la fuerza del viento?.


Lo cierto es que la jornada, en sí misma, no planteó ninguna dificultad, se trató, más bien, de liquidar ciertos asuntos pendientes, que aparecieron, de repente, en los días previos. Y cuando estos fueron resueltos, y pudiendo llegar a la cifra de seiscientos kilómetros (no sé por qué esta cifra era innegociable) no encontré motivos para prolongar una encarnizada batalla contra el viento.

Bueno, espero explicarme mejor con el relato.

Capítulo 1. Fantasmas.

Desde octubre soñando con esta ruta, planeando los detalles, mirando los mapas y, sin embargo, no fue la ilusión el sentimiento que me acompañó el día anterior.

El tiempo debería haber reducido aquella experiencia a la categoría de anécdota pero los nada halagüeños pronósticos meteorológicos volvieron a hacer palpable la terrorífica sensación de frío vivida en la noche del trece de junio del año pasado.

Y tuve que respirar hondo más de tres veces antes de empezar esta aventura.

Calatayud, poco antes de las seis de la mañana.





Capítulo 2. La vuelta.


La primera parte de la ruta, hasta Sigüenza (Km 176 ) donde paré a echar el primer bocadillo, fue una auténtica exhibición de paciencia y serenidad, tenía que guardar todas las fuerzas para la noche.

Después, entre Sigüenza y Priego (Provincia de Cuenca, Km 274), me limité a escrutar aquel territorio que me tuvo contra las cuerdas en la ya mencionada noche del trece de junio. Obviamente hacer este tramo de día no fue casualidad.



Bonitas carreteras y pueblos al norte de Calatayud.








El páramo soriano.












Entramos en la provincia de Guadalajara.


















Pasado Sigüenza volví a aquel lugar, que resultó ser espectacular, donde tan mal lo había pasado.


















Capítulo 3. Enemigo que huye...


¿Dónde estarán aquí los periódicos?, me pregunté con cierta impaciencia, mientras recorría con la vista todos los rincones de aquel bar (Poved de la Sierra Km 320).

El papel de toda la vida hubiese sido más eficaz que el penúltimo panfleto pseudo plastificado, sobre interesantes productos de jardinería, que parecía dormitar, totalmente fuera de contexto, en una estantería junto a la puerta.

Pero yo iba directo a la noche, cualquier tipo de abrigo extra era bien recibido, y repartí aquel folleto entre la espalda y el pecho.

Acercándome a Monreal (Km 406), en el denominado triángulo de hielo, tuve la sensación, con el viento cortándome la cara, de estar pedaleando dentro de una cámara frigorífica. Pero aquello duró poco y, pasado ese lugar, enfilando el modesto alto de Bañón, el aire se templó. 

La anunciada batalla contra el frío se había quedado en nada.


De Priego a Molina de Aragón, en la foto, (Km 353) la carretera es un rompepiernas bastante exigente.












Monreal, ya en Teruel.







Capítulo 4. Otra vez el viento.


El final del cuento, sin sueño, sin frío y totalmente liberado del miedo, tuvo muy buena pinta hasta que el cierzo comenzó a machacarme allá por el kilómetro 470.

Y cuando amaneció no hubo ningún tipo celebración, ¿quién puede estar contento avanzando a doce kilómetros por hora en una maldita recta?.

A Daroca (Km 565) llegué sin paciencia y decidí volver a Calatayud por el camino más corto.

Pese a que los últimos kilómetros, por un tramo muy conocido, fueron un continuo maldecir con el viento azotándome la cara, acabé muy contento al dar por superada aquella experiencia traumática.


En el Puerto de Baños de Segura el viento dio una pequeña tregua y pensé que lo peor ya había pasado.








Pero me equivoqué y hasta Báguena (Km 550) sopló un auténtico vendaval.












Daroca.

El último esfuerzo del día se lo llevó la modesta subida a Marivella, donde tenía el hotel.


Lamentablemente a mi bicicleta, por una avería en el cuadro, le quedan pocas aventuras.


Ahora a descansar y a preparar la próxima, Dios mediante el último fin de semana de mayo.

Enlace de la ruta al bikemap

https://www.bikemap.net/es/route/3498378-celtiberia-iii/

6 comentarios:

  1. El vendaval rompiendo la bici, la llegada de túneles en la oscuridad, lo elemental soplando contra tu voluntad....por momentos da miedo imaginarse a uno mismo estando allí. Menos mal que la avería llegó tarde y pudiste completar la historia. Ahora descansa, que nos esperan encuentros cinéfilos.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, la avería en la bici ya estaba antes de la salida...Es una historia del cuadro que no impidió hacer bien la ruta pero que irá a más y que me obliga a jubilarla ya porque sino me voy a gastar un dineral en reparaciones...
    Por otro lado si te acostumbras a rodar de noche (y siempre y cuando ni los ataques de sueño ni el frío te pongan contra las cuerdas) no da ningún tipo de miedo o mucho menos, por ejemplo, que subir a la falsa...

    ResponderEliminar
  3. Desde la Asociación para el Desarrollo de la Serranía Celtibérica queremos agradecer tu difusión y este viaje que explica un territorio.
    En www.celtiberica.es se muestra también un manifiesto para lograr regenerarla. Gracias.

    ResponderEliminar
  4. Gracias a vosotros.
    La verdad es que es un territorio espectacular que tengo la suerte de conocer bastante bien.
    Al año que viene repetiré seguro.
    Un saludo y suerte.

    ResponderEliminar
  5. Imagino esos paisajes sin el cierzo, sin el frío, ganando definitivamente la batalla a los fantasmas. Sólo la belleza y el espíritu sereno.
    Ya dijo Robert Stevenson: "No pido otra cosa: el cielo sobre mi, y el camino bajo mis pies".
    T.P.

    ResponderEliminar
  6. Hombre Frank, ¡cuánto tiempo!
    Celebro su comentario y también sus gestas, de las que he sido puntualmente informado.
    Un saludo.

    ResponderEliminar